Pocos rockeros se pueden ufanar de haber alcanzado la madurez con el perfecto cóctel de gracia, misterio, glamour y éxito. Andrés Calamaro es, sin duda, uno de ellos. Acaso el más internacional y aclamado músico popular hispanoamericano de hoy, el argentino de 48 años está de regreso de todos los viajes: habla de cumbia peruana y de venganza, dice que Calle 13 es el techo de la música latina en este momento, y advierte con ironía: “En Argentina el Mundial lo juegan los publicistas, esa raza satánica”.
Andrés Calamaro es una caja de sorpresas. Lo vienen siendo sus discos desde Honestidad Brutal, al que siguieron el monumental El Salmón, dos discos de versiones y algo más (tango, bolero y hasta el mismísimo Hector Lavoe), otro grabado a medias con una leyenda del rock argentino como Lito Nebbia, un disco solista de temas nuevos y portada del gran Liniers (La lengua popular), para llegar a este último On the rock, donde cabe el flamenco de Diego El Cigala y Niño Josele, el reggaeton de Calle 13, el rap de El Langui de La Excepción, la trompeta de Jerry González y hasta una ranchera a dueto con Bunbury. Lo dicho, una caja de sorpresas.
Pero las sorpresas no se limitan a los discos. Por el contrario, alcanzan de lleno al personaje: Calamaro, AC, El Salmón o, en este nuevo álbum, con estética rapper (la portada del disco), camisa y chaleco oscuros y el pelo corto por primera vez en veinte años: A$K. (“La primera idea de portada eran los pechos turgentes de una morena con un colgante de oro y una firma como la de los raperos, Jay Z, 2Pac… Pero Calamaro era muy largo, necesitaba varias mujeres… Puse una firma más corta: A$K, Andrés Kalamaro”).
En la breve promoción del nuevo disco, Calamaro ha hecho ya gala de su conocida expansión verbal para denunciar la corrección política que ha transformado “al progresismo en anticastrismo furioso pero con la atenuante de ser antitaurino”, o reírse de medio mundo afirmando que el título del disco es el nombre de “uno de mis tres yates, un velero precioso anclado en Marbella”, o soltar, con el mismo gesto impávido y ante la incredulidad de más de un periodista, que “el Mundial ya está arreglado para que gane Argentina. Como en el 86”.
A$K no deja de sorprender y me recibe esta vez en una suite del Hotel Ritz de Madrid. Lleva tiempo aficionado a los hoteles madrileños, desde que cambiara de residencia –atrás quedaron los tiempos de Deep Camboya, su céntrico piso madrileño, recordado por las maratonianas y aderezadas sesiones de grabación– y retornara a Buenos Aires.
Mientras despacha a otro periodista, en la habitación de al lado me encuentro con su ahora agente de prensa, Mario Vaquerizo, esposo de la archiconocida Alaska, y con Guido Nisenson, fiel productor desde tiempos de Honestidad Brutal, hace ya más de diez años. Fue Guido, precisamente, el responsable de la mesa de sonido en aquel mítico concierto de 1998 en la playa de El Silencio, que ahora recuerda para decirme: “Siempre nos gustó mucho ese concierto, lo he guardado por mucho tiempo y justo mientras grabábamos este disco nuevo lo digitalicé entero, lo estuve oyendo y sigue siendo magnífico, así que quizá en algún disco próximo se puedan escuchar algunos cortes en plan bonus track”
Llega la hora, Calamaro saluda con su genérico “¿Cómo estás, querido?”, abraza a Guido, a quien invita mate. Primero que nada, le doy un par de discos que le he traído: la antología de Chacalón editada por Nuevos Medios en España y el recién salido Cumbia Beat Vol. 1, antología chicha editada por Vampi Soul.
“Upa, qué bueno, qué lindo. El faraón de la chicha. Guido, porque vos sabés que la cumbia villera viene de Perú, ¿no? La cumbia que hace Pablo Lescano, en realidad, todo es una versión de La cumbia de los pajaritos de Los Mirlos. Mirá, los fines de semana viene a casa en Buenos Aires una señora peruana a cuidar a la niña. Una señora que cocina exquisito y cuando está cocinando se pone a cantar, da gusto verla trabajar a Lourdes. Un día yo estaba en casa y pongo el disco este de Chicha Libre, el francés que ha vuelto a grabar chicha, y le digo a Lourdes: ‘Mire Lourdes qué tengo acá’. Y Lourdes me dice: ‘Ah, sí, mi marido tiene todos esos discos’.
Pasemos al disco nuevo, lo del nombre del yate imagino que no es cierto, ¿cuál es la razón del título On the rock?
En España las bromas se entienden por la mitad, por la mitad mala. Llamamos al disco On the rock para irritar a los talibanes de la opinión rockera que se piensan que en un disco de rock no puede salir Diego El Cigala cantando. Y yo no permito que nadie que no sea Lemmy de Motörhead me venga a decir si este es un disco de rock o no. Que venga Lemmy y me parta su bajo Rickenbacker en la cabeza, entonces sí digo, ok, Lemmy y su verruga eterna tienen razón.
¿Crees que has crecido como cantante?
Sin duda. No me cambiaría por el cantante que fui hace veinte años. Quiero decir, me gustaba esa forma desconfiada y temerosa que tenía de cantar, por ejemplo, en Los Rodríguez. Pero ahora disfruto cantando. Inclusive, sinceramente, te confieso que creo que llegué hasta pasarme un poco del punto y ahora estoy intentando moderarme y ganar un poco en elegancia.
¿Dónde te pasaste?
Por ejemplo, el año pasado hicimos teatros, tocamos en el Auditorio de Barcelona e hicimos una versión de esta balada tan buena que escribió Ariel Roth, Me estás atrapando otra vez, y se me ocurrió compararla con un YouTube de la época de Los Rodríguez y me encontré con que estaba exagerando un poco. Sobre todo comparado con las grabaciones de esos años. Pero supongo que son etapas de la interpretación por las que hay que pasar para llegar a un tercer punto. Espero ser mejor cantante ahora porque me siento mejor, estoy disfrutando más, no me cambio por el cantante que fui hace veinte años.
¿Por qué elegiste Te solté la rienda de José Alfredo Jiménez como cover del disco?
El amigo Carlos Ann, que grabó su último disco con los guitarristas de Chavela Vargas, nos invitó a varios a un homenaje por el centenario del nacimiento de José Alfredo Jiménez. José Alfredo Jiménez es de esta música que yo creo que uno conoce antes incluso de escucharla. O sea, las raíces del rock and roll están en las canciones de José Alfredo Jiménez, en las rancheras buenas. Chuck Berry nunca lo supo y José Alfredo Jiménez tampoco, pero ahí están las raíces del rock and roll. Tuve que escuchar algunas canciones que no había cantado nunca y elegí Te solté la rienda sin saber que Maná la había convertido en una canción pop de gran éxito. El otro día fuimos a cantar a Paraguay y la tocamos como un estreno del disco y todo el mundo ya la sabía gracias a Maná.
Sería difícil escribir esa canción hoy en día, sin que te cayera encima el ejército de lo políticamente correcto, ¿no?
Es como Mano a mano de Gardel: “Y mañana cuando seas descolado un mueble viejo”. O Edmundo Rivero en Amablemente con las 34 puñaladas.
Hay unas cuantas venganzas en este disco. Empezando por la de El Perro, en que hablas del episodio del juicio por apología a la droga con un contundente Qué lástima argentina/ eras un bizcochuelo / ahora sos gelatina / Nadie dice ‘esta boca es mía’/ pero me hacen denuncias por apología / Mientras tanto pasan factura / son los paladines de la mano dura…
No es la única. En el disco hay otras canciones dedicadas a la venganza, Flor de samurai e Insoportablemente cruel, que son las dos caras de la misma moneda, la moneda de la venganza. Y Residente (René Pérez de Calle 13) triplica la apuesta con esos versos suyos de Insoportablemente cruel. (“Te voy a hacer creer que eres importante / por eso te escribo este tema / a ti y a tus implantes”, o esta: “Hoy vas a llorar más que la Virgen María / voy a ser cruel durante todo el día / cruel como hacerte una operación a sangre fría / cruel como violar a un incapacitado / cruel como vender órganos de niños en un supermercado”).
Ya solo a Residente se le deja escribir esas canciones…
Es verdad, y mira, ahí tenemos la respuesta a tu otra pregunta, solo Residente podría escribir hoy Te solté la rienda. Y encima Shakira lo invitaría a cantar con ella y a que la maltrate en el escenario. Pasaría de loba a mujer golpeada, todo por compartir el talento y el carisma de Residente. Grabamos Insoportablemente cruel sabiendo que si se le iba un poco la mano se la iba a tener que dar para un disco de Calle 13. René te come con patatas. No sé cuáles serán sus planes pero este puede terminar dirigiendo películas en Hollywood o de presidente de Puerto Rico tranquilamente. No tienen techo estos chicos, son el techo de la música latina ahora mismo, ya nadie se puede creer que eso sea reggaeton, es otra cosa, y tiene tanto rock. Bueno, es rock, es rock and roll. Rock latino, perfectamente latino.
Estamos terminando y aún no hablamos de fútbol, así que ¿pronóstico para el Mundial?
Mi pronóstico es que Argentina llega a la semifinal. Y más que eso no se puede pedir, ¿no? Ya es bastante difícil. No me atrevo a pronosticar más. Creo que si Argentina llega a la semifinal, Maradona puede volver a la Argentina y repetir su famosa frase célebre, puede volver e invitarnos a fumar de ese puro. Aunque para entrar en la historia hay que ganar la semifinal y llegar a la final, aunque sea para perderla como Holanda y Johan Cruyff. De todas formas, a nosotros nos gusta nuestra selección, queremos que gane, pero es muy difícil esto.
España, por ejemplo, jugó las eliminatorias contra Bosnia, Estonia y Armenia, no tuvo que jugar contra Inglaterra ni Italia. Sin embargo, Argentina tuvo que jugar su clasificación contra Brasil, Colombia, Paraguay y Uruguay. Ya me gustaría haber visto a cualquier selección europea jugarse la clasificación contra Brasil. Brasil en un mal día te mete cuatro, como nos pasó a nosotros. Eso es así, aunque ese no era un mal día tampoco, Kaká jugó fenomenalmente.
Si Argentina gana lo que gane, yo me voy a alegrar más por Diego y por los futbolistas que por el público presente, aunque el pueblo tenga hambre y los futbolistas tengan Ferraris. En Argentina el Mundial lo juegan los publicistas, esa raza satánica de brillantes publicistas argentinos que hacen que aquella gente que no creía en Diego ahora crea en la propaganda de
cerveza mundialista.