Este retorno a sus raíces no es gratuito. Editado por el sello estadounidense Roadrunner Records (representante de Slipknot y Rob Zombie), el noveno álbum de la banda (de venta desde esta semana en el Perú) cuenta con la producción de Ross Robinson, el fraguador absoluto del nü metal y la mente detrás de sus dos primeros discos (“Korn” de 1994 y “Life is Peachy” de 1996). Esta corriente musical, que entró pateando la puerta de la industria en los 90, contó no solo con Korn entre sus ingredientes más explosivos, sino además con otras agrupaciones, como Limp Bizkit, Incubus y Deftones. Es esta efervescencia de fines de los años 90 la que exuda este álbum, que en su edición especial trae un DVD del detrás de cámaras de su grabación en estudio.
Después del viaje cósmico del tema introductorio, “Uber-Time”, le siguen los crudos ‘riffs’ de “Oildale (Leave Me Alone)”; la delirante “Pop a Pill”; las elegías contra la hipocresía “Fear is a Place to Live” y “People Pleaser”; el rodeo demencial de “Lead the Parade”, entre otros que han dejado claro que Jonathan Davis, James ‘Munky’ Shaffer, Reginald ‘Fieldy’ Arvizu y Ray Luzier han acertado. “En los primeros dos discos, rompimos la música hasta convertirla en una bestia emocional. A través de los años, experimentamos con las armonías vocales y más piezas orquestadas. Pero en este álbum se tomó ese conocimiento de la emoción cruda. Se oyen la melodía y las capas, pero viene de un muy primitivo Korn”, explica Shaffer en una entrevista pasada.
Si sus últimos cuatro discos mandaron a Korn a la deriva, “Korn III: Remember Who You Are” los ha traído de regreso con la brújula calibrada y con esa fuerza que parecía perdida desde la edición del “Issues”, de 1999.
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