No fue necesario que el estadio de San Marcos alcanzara el ‘lleno total’ para que los espectadores gozaran al máximo de una performance completa de la reina latina del pop, Shakira. A nadie le importó que no estuvieran Katy Perry ni Kesha, las divas ‘poperas’ que supuestamente iban a acompañar a la musa de Gerard Piqué. Al final, nadie se quejó de las largas esperas y caminatas de entrada y salida del gigantesco recinto que aglomeró a miles de presentes. La inconfundible voz de la diosa barranquillera lo arregló todo con una promesa (hecha sobre el escenario) que cumplió hasta la última letra: “Lima, esta noche soy toda tuya”.
Shakira conquistó a los asistentes desde el primer segundo. Cuando todos miraban el escenario para una salida espectacular y rimbombante de la artista, apareció entre el público, hacia el lado izquierdo del escenario, caminando lentamente hacia el estrado y saludando afectuosamente a sus alocados fans mientras entonaba su primera canción, “Pienso en ti”.
“Latinoamérica, qué bien se siente estar en casa”, expresó ya arriba del escenario la estrella, despojada de su capa y luciendo un ceñido pantalón y una blusa dorada, no sin desatar un griterío que podía romper tímpanos (y témpanos de hielo). La acompañaban dos hábiles guitarristas, un bajista, una violinista, una percusionista y un baterista de rasgos orientales; la reproducían tres pantallas gigantescas; y finalmente, la alumbraba un abanico de luces estratégicamente distribuidas. El despliegue ya auguraba un gran espectáculo. La sonrisa de la ‘gitana’ podía apreciarse con detalle desde el último peldaño del estadio.
Las cosas se ponían mejores cuando Shakira puso a saltar al respetable con sus éxitos “Te dejo Madrid” o “Te vas” que niñas, jóvenes y adultas cantaron letra a letra (algunas lloraban) extasiadas por la arrolladora performance de la diva. Llegó el momento de elevar la temperatura, y para no perder la tónica, Shakira subió a cinco alborotadas señoritas a mover las caderas al ritmo de “Suerte” (que me disculpen, pero la colombiana fue muy superior) y mostró su lado apasionado con “Inevitable”, tema que ella misma consideró uno de sus favoritos. Temas como “Gitana”, “La tortura”, “Loca, ciega, sordomuda”, “Las de la intuición”, pasaron por igual historia –los alaridos de asistentes y asistentas no se hicieron extrañar-, pero no todo iba a quedar allí.
LAS CADERAS NO MIENTEN
Los mundialmente conocidos (y sexys) movimientos de Shakira llegarían con su último ‘hit’ “Loca”, provocando el delirio de hombres y mujeres, esta vez con un aflojado y movedizo atuendo verde que conservaría hasta el final del concierto, y cómo no, con los pies descalzos. La artista no se cansó de mostrar sus dotes de contorsionista rítmica en “La loba” junto a dos perfectas mulatas, y cerrando, aparentemente, con “Ojos así” y el típico paso de los brazos abiertos y doblamiento cuasi exorcista de su elástica espalda. Cuando algunos ya se retiraban tras el “adiós y gracias Perú”, de la ex de Antonio de la Rúa, volvió con dos de los temas más esperados de la noche. “My hips don’t lie”, con el cual disipó cualquier duda sobre su sensual movimiento de caderas y “Waka, waka”, el tema oficial del último Mundial de fútbol, en el que fue acompañada por simpáticos niños que danzaron junto a ella en el estrado. Un dulce final para un memorable concierto.
REGGAE MUSIC
Más allá de si su presencia encajaba o no en el Lima Pop Festival, Ziggy Marley, hijo del amo del reggae Bob Marley, se encargó de mostrar lo mejor del evento musicalmente hablando. Los temas de reggae terminaron por encandilar a un público que parecía no tener mucha idea de la notable ascendencia del buen artista que estaba sobre el estrado. El hijo de Bob, o su viva imagen (muchas similitudes en voz, rostro, movimientos, aunque no tan delgado como su padre) cantó himnos del género como “Reggae music”, “Get up, stand up”, “No more trouble” o “Tomorrow people” llamando a la justicia y al amor. También deleitó con éxitos propios como “Black Cat” o “True to myself”, siendo ovacionado (al final) de su recital por todos los presentes de manera indiscutible.
La otra cara de la moneda fue la performance de Train, grupo de pop rock liderado por Patrick Monahan, que se presentó alrededor de las 7 p.m. y con tan poca cantidad de público (recién llegaban) que ni ellos mismos parecían entusiasmarse con su show. Si bien parecía que arrancaban con fuerza y pegada, con sus populares temas “Save me San Francisco” o “Hey Soul Sister”, lo curioso aquí fue que, en un afán de caer simpático, el vocalista (Monahan) llamó a 5 niñas peruanas para que le hagan coros sobre el estrado. Pero se explayó demasiado dando las instrucciones (y olvidó que las niñas hablaban español, no inglés), así que a la hora de la hora las niñas quedaron mirándolo –algo decepcionadas– sin tener idea de qué hacer.
Nuestra compatriota, Leslie Shaw, fascinó con talento y belleza al público que asistió a verla muy temprano, alrededor de las 6 de la tarde, con sencillos como “Destrozado y sin control” (éxito de Viña del Mar 2011) o “Una vez más”, entre otros.
EL DATO
Shakira cantó poco más de dos horas, desde las 10:05 p.m. hasta las 12:10. Ziggy Marley hizo lo suyo desde las 8:00 p.m. hasta las 9:10 p.m. La agrupación de pop rock Train tocó por solo 40 minutos desde las 7:00 p.m.
Shakira conquistó a los asistentes desde el primer segundo. Cuando todos miraban el escenario para una salida espectacular y rimbombante de la artista, apareció entre el público, hacia el lado izquierdo del escenario, caminando lentamente hacia el estrado y saludando afectuosamente a sus alocados fans mientras entonaba su primera canción, “Pienso en ti”.
“Latinoamérica, qué bien se siente estar en casa”, expresó ya arriba del escenario la estrella, despojada de su capa y luciendo un ceñido pantalón y una blusa dorada, no sin desatar un griterío que podía romper tímpanos (y témpanos de hielo). La acompañaban dos hábiles guitarristas, un bajista, una violinista, una percusionista y un baterista de rasgos orientales; la reproducían tres pantallas gigantescas; y finalmente, la alumbraba un abanico de luces estratégicamente distribuidas. El despliegue ya auguraba un gran espectáculo. La sonrisa de la ‘gitana’ podía apreciarse con detalle desde el último peldaño del estadio.
Las cosas se ponían mejores cuando Shakira puso a saltar al respetable con sus éxitos “Te dejo Madrid” o “Te vas” que niñas, jóvenes y adultas cantaron letra a letra (algunas lloraban) extasiadas por la arrolladora performance de la diva. Llegó el momento de elevar la temperatura, y para no perder la tónica, Shakira subió a cinco alborotadas señoritas a mover las caderas al ritmo de “Suerte” (que me disculpen, pero la colombiana fue muy superior) y mostró su lado apasionado con “Inevitable”, tema que ella misma consideró uno de sus favoritos. Temas como “Gitana”, “La tortura”, “Loca, ciega, sordomuda”, “Las de la intuición”, pasaron por igual historia –los alaridos de asistentes y asistentas no se hicieron extrañar-, pero no todo iba a quedar allí.
LAS CADERAS NO MIENTEN
Los mundialmente conocidos (y sexys) movimientos de Shakira llegarían con su último ‘hit’ “Loca”, provocando el delirio de hombres y mujeres, esta vez con un aflojado y movedizo atuendo verde que conservaría hasta el final del concierto, y cómo no, con los pies descalzos. La artista no se cansó de mostrar sus dotes de contorsionista rítmica en “La loba” junto a dos perfectas mulatas, y cerrando, aparentemente, con “Ojos así” y el típico paso de los brazos abiertos y doblamiento cuasi exorcista de su elástica espalda. Cuando algunos ya se retiraban tras el “adiós y gracias Perú”, de la ex de Antonio de la Rúa, volvió con dos de los temas más esperados de la noche. “My hips don’t lie”, con el cual disipó cualquier duda sobre su sensual movimiento de caderas y “Waka, waka”, el tema oficial del último Mundial de fútbol, en el que fue acompañada por simpáticos niños que danzaron junto a ella en el estrado. Un dulce final para un memorable concierto.
REGGAE MUSIC
Más allá de si su presencia encajaba o no en el Lima Pop Festival, Ziggy Marley, hijo del amo del reggae Bob Marley, se encargó de mostrar lo mejor del evento musicalmente hablando. Los temas de reggae terminaron por encandilar a un público que parecía no tener mucha idea de la notable ascendencia del buen artista que estaba sobre el estrado. El hijo de Bob, o su viva imagen (muchas similitudes en voz, rostro, movimientos, aunque no tan delgado como su padre) cantó himnos del género como “Reggae music”, “Get up, stand up”, “No more trouble” o “Tomorrow people” llamando a la justicia y al amor. También deleitó con éxitos propios como “Black Cat” o “True to myself”, siendo ovacionado (al final) de su recital por todos los presentes de manera indiscutible.
La otra cara de la moneda fue la performance de Train, grupo de pop rock liderado por Patrick Monahan, que se presentó alrededor de las 7 p.m. y con tan poca cantidad de público (recién llegaban) que ni ellos mismos parecían entusiasmarse con su show. Si bien parecía que arrancaban con fuerza y pegada, con sus populares temas “Save me San Francisco” o “Hey Soul Sister”, lo curioso aquí fue que, en un afán de caer simpático, el vocalista (Monahan) llamó a 5 niñas peruanas para que le hagan coros sobre el estrado. Pero se explayó demasiado dando las instrucciones (y olvidó que las niñas hablaban español, no inglés), así que a la hora de la hora las niñas quedaron mirándolo –algo decepcionadas– sin tener idea de qué hacer.
Nuestra compatriota, Leslie Shaw, fascinó con talento y belleza al público que asistió a verla muy temprano, alrededor de las 6 de la tarde, con sencillos como “Destrozado y sin control” (éxito de Viña del Mar 2011) o “Una vez más”, entre otros.
EL DATO
Shakira cantó poco más de dos horas, desde las 10:05 p.m. hasta las 12:10. Ziggy Marley hizo lo suyo desde las 8:00 p.m. hasta las 9:10 p.m. La agrupación de pop rock Train tocó por solo 40 minutos desde las 7:00 p.m.