La superioridad azulgrana fue manifiesta desde que ambos conjuntos desvelaron su once inicial. Guardiola empezó a ganarle la partida a Garrido en la pizarra.
El técnico del conjunto catalán debió pensar que la solución a las cinco bajas que hoy tenía en defensa era mucho más simple de lo que la gente esperaba: jugar con un zaguero menos. A lo Cruyff, armó un once con solo tres hombres atrás —dos marcadores, Mascherano y Abidal, y un líbero, Busquets— y un rombo en la medular.
OTRO SHOW DE MESSI
El Barza neutralizó el riesgo que suponía dejar tanto espacio detrás con una presión asfixiante en el campo del rival. Robar rápido y tocar, robar rápido y tocar. Todo a velocidad de vértigo.
El primer gol llegó con un disparo cruzado de Thiago a los 25 minutos. El segundo, propiciado por la enésima llegada de Cesc desde la segunda línea y el enésimo intento de Messi, esta vez no frustrado, de conectar con el ex capitán del Arsenal.
La dictadura del Barcelona se acentúo aún más tras la reanudación. Otros dos goles en los primeros cinco minutos finiquitaron el partido, si no lo estaba ya. Alexis Sánchez anotó su primer tanto en la Liga, el cuarto fue obra de Messi y el último también. En todos, el pasador dejaba —con precisión milimétrica— solo al goleador, que definía ante un Diego López ya vendido.
Xavi y Villa, que habían entrado en el campo como jugadores de ‘refresco’ —un lujo que solo puede permitirse el campeón de Europa—, se unieron a la fiesta.
0 comentarios:
Publicar un comentario