Camilo Sesto en Lima para despedirse de sus fans

El cantante alicantino se retira de los escenarios para disfrutar de la vida “como cualquier ser humano”. Pero antes, ofrece a sus seguidores limeños dar la gran fiesta de despedida.

¿El escenario puede ser una prisión?
Depende de cómo lo lleve cada cual. Para algunos supone una cárcel, para mí es el lugar donde me libero, en el que disfruto como nunca. Desde luego, al bajar de él te preguntas: ¿Y ahora? Y encuentras que la cárcel está abajo. Cuando no puedes ir a ningún otro sitio.

Sabe que le será imposible convertirse en una persona “normal”...
Lleva su tiempito. Tampoco iré a las plazas de cada pueblo a gritar mi libertad…

¿Ver a su hijo crecido y haber sentido tan cerca la muerte antes de su trasplante de hígado son las razones que le hicieron pensar en dejar los conciertos?
No, no lo creas. Ha sido una suerte que todo haya salido maravillosamente positivo, y que ahora tenga la salud de un niño de 15 años. ¡Siento que puedo con todo! Pero llevo mucho tiempo en esto y hay que dejar paso a los demás. Uno tiene derecho a vivir como el resto de los mortales, disfrutar de la vida, de cosas que, estando todos los días de viaje, de hotel en hotel, no se puede.

El drama y el conflicto amoroso son el centro de todos sus temas. ¿Se considera un contador de historias más que un compositor?
Lo soy. El poder contar en tres minutos el prólogo, el desenlace y el final de una historia me convierte en eso. La única diferencia es que lo hago con música. La forma de expresar, de contar, es lo que atrae o no. Además, siempre hay historias previas detrás de cada canción. No solo mías, sino de mi entorno o que sobrevuelan por el aire y soy capaz de absorberlas, tenerlas y plasmarlas.

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