La revista, que salió a la venta en abril de este año, utilizó trucos fotográficos que evitaron que la artista no tuviera que pararse al lado de los peligrosos felinos.
"Obviamente, nadie nos dejaría poner a una estrella del pop a menos de un metro de un enorme felino carnívoro, así que las pusimos en una jaula de seis metros de alto para separarlas de Lily y del resto del equipo" explicó Paul Rees, editor jefe de Q. "Fue la magia de la fotografía digital la que nos permitió unirlos", agregó.
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