Más allá del 1080p
No es la primera vez que hablamos de las resoluciones 4K y 8K, candidatas a suceder a la actual 1080p en los televisores de dentro de unos años. Con este prototipo pudimos comprobar que la calidad de imagen es bestial, y aunque de cerca uno acierta a ver los píxeles también es cierto que a las distancias normales a las que vemos la televisión no hay forma de diferenciarlos.
Aún quedan unos cuantos años para poder comprar una de estas 8K, y antes de ellas llegarán las 4K. Además de los propios televisores como tal, uno de los grandes aspectos a pulir es el formato del vídeo: los soportes físicos tendrán que aumentar muy notablemente su capacidad (no valdrá con un Blu-Ray actual, ni mucho menos), aunque quizá para cuando se lancen estos nuevos televisores con Super Hi-Vision estaremos hablando de distribución completamente digital, a través de Internet y con streaming como principal protagonista. Entonces ya veremos si nuestras conexiones dan la talla.
Por otro lado, muchos se quejan del por qué un televisor de 32 pulgadas y otro de 65 tienen la misma resolución, 1080p, y no se ha evolucionado ya. Parte de razón no les falta, aunque me temo que son cuestiones de producción y abaratamiento de precios más que de las posibilidades de la tecnología como tal. A medida que pasen los años las resoluciones 4K y 8K tendrán un menor coste de producción, y será entonces cuando llegarán a las tiendas.
Mientras tanto, disfrutemos: 85 pulgadas y 7.680×4.320 píxeles, de Sharp. Una maravilla para la vista.
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