La noche fue abierta por el competente sonido de la banda BigElf, pero no fue hasta el inicio “A Nightmare To Remember”, el tema con el que Dream Theater inició su espectáculo, que la audiencia se involucró plenamente con la música. Fueron casi 10 minutos introductorios que continuaron con la impecable “A Rite Of Passage”. Una verdadera joya de riffs, cambios de ritmo y complicadas estructuras. El delirio había comenzado.
Mientras, sobre el escenario, yacía una espectacular batería ¡de tres bombos! que era domada por Mike Portnoy, uno de los mejores percusionistas del mundo, que no dejó de mostrar ninguna de sus comentadas técnicas y trucos detrás de los tambores, haciendo que dejar de mirarlo sea imposible, sobre todo porque él suele meterse al público al bolsillo al ser un verdadero showman detrás de los tambores.
Mientras joyas como “Hollow Years”, “Constant Motion” y “Erotomania” sacudían el estacionamiento del Monumental, uno podía deleitarse viendo a un Dios de la guitarra como John Petrucci practicando los punteos más impensados y obteniendo sonidos que sólo un tipo de su nivel puede generar con tan sólo seis cuerdas; lo mismo que el carismático tecladista Jordan Rudess, que mostró a su alter ego animado cuando decidió entregar un solo.
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