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martes, agosto 23, 2011

Turismo == Conociendo La Selva En Un Crucero de Lujo Por El Río Amazonas

MARÍA HELENA TORD

Quizás la mejor forma de explorar la selva sea dentro de una embarcación y qué mejor si esta es de cinco estrellas. Avanzar por los meandros del río más caudaloso del planeta sobre un elegante barco que navega por la reserva de vida más grande de nuestro país, Pacaya Samiria, es una maravillosa experiencia que debes darte (para los que pueden darse el lujo) aunque sea una vez en la vida. No es fácil cumplir el sueño de los huéspedes más exquisitos que requieren disfrutar de este exótico y remoto paisaje de selva sin calor, sin mosquitos, con aire acondicionado y con todas las comodidades de un cinco estrellas. Con estas embarcaciones el sueño se cumplió.



NAVEGANDO EN UN HOTEL 5 ESTRELLAS
Hace tres años el italiano Francesco Galli Zugaro creó la empresa Aqua Expeditions, con el sueño de tener elegantes y lujosas embarcaciones que permitieran surcar el Amazonas. Así inauguró en el 2008 el primer crucero llamado Aqua en un antiguo barco inglés remodelado con 12 elegantes suites. Además, desde abril, comenzó a funcionar Aria, un nuevo barco más grande construido en el astillero de la Marina Peruana, que tiene capacidad para 32 pasajeros en 16 suites, esta vez con algunas incorporaciones como un jacuzzi en la terraza y un gimnasio. Cada parte del crucero tiene vistas panorámicas al paisaje, no solo la cubierta y las terrazas sino también todas las habitaciones e incluso, el comedor y la sala.

El diseño interior de las embarcaciones estuvo a cargo del reconocido arquitecto Jordi Puig y la gastronomía está en manos del chef Pedro Miguel Schiaffino, quien nos acompañó en este viaje, donde todos los sentidos estuvieron más que satisfechos.

Todos los días nos esperaba una sorpresa, desde un detalle en nuestra habitación, hasta un nuevo paisaje para conocer o un nuevo sabor por descubrir. Cada mañana, desde muy temprano, los guías naturalistas nos llevaban a bordo de unos botes a motor con todo lo necesario para explorar la selva con todas las comodidades y con todo resuelto. Lo único de lo que tenemos que preocuparnos en este viaje es de estar a tiempo para no perdernos nada.

EL LLAMADO DE LA SELVA
Cada excursión es una experiencia distinta; nunca sabes con qué te encontrarás esta vez: si con un martín pescador posado sobre una rama dispuesto a ser fotografiado sin incomodarse; con un gavilán negro a punto de atrapar a su próxima presa o con una bandada de coloridos guacamayos que vuelan entre las copas de los árboles.

Julio, el guía naturalista que nos acompaña cada mañana, nos promete que no nos defraudará y que no regresaremos a la gran nave sin antes mostrarnos a un oso perezoso. No pasaron ni 10 minutos de iniciada la travesía y nos sorprende no solo con un oso, sino con hermosas aves, traviesos monos y hasta pequeños murciélagos que sus entrenados ojos encuentran a cada paso. Y es que él nació y vivió en la selva. Nos recuerda además, que no todas las selvas son las mismas. La Reserva Nacional Pacaya Samiria, la segunda más extensa de Sudamérica, pertenece a un tipo de bosque tropical inundable y es básicamente lo que se conoce como selva baja, a diferencia, por ejemplo, de Tambopata y el Manu, donde la selva alta está rodeada por cerros verdes. Estas diferencias influyen también en el tipo de animales que veremos. Los delfines rosados, fieles compañeros de todas nuestras excursiones, son propios de este particular hábitat.

EL TERRITORIO DE LAS AVES
Es temporada seca y las aves migratorias que llegan desde el Golfo de México y desde otros lejanos rincones toman las playas que se forman en las orillas de los ríos para regalarnos un espectáculo de colores y movimiento. Las garzas blancas y los patos cormoranes se mezclan y sobrevuelan tranquilamente al ras de las aguas en busca de peces sin que nuestra presencia los inquiete.

Este viaje te permite admirar el gran espectáculo de la naturaleza desde otra perspectiva. La selva va pasando frente a tus ojos y te conviertes en un gran observador. Cada detalle es importante. A medida que pasan los días, la vista se agudiza y la mirada comienza a afinarse y se percata rápidamente de colores y texturas que hace unos días no diferenciábamos. El protagonismo lo tiene ahora este hábitat que alberga en cada metro cuadrado una incalculable diversidad de vida.

POR LOS SENDEROS DEL BOSQUE TROPICAL
Un camino en tierra firme nos invita a dejar el bote y adentrarnos en el bosque donde nos espera otro mundo, otros animales y otros insectos. Ahora los árboles nos muestran de cerca a sus huéspedes, un milpiés se ve diminuto mientras se pasea entre los troncos de un inmenso árbol lupuna y las hormigas cortadoras de hojas siguen con su oficio.

Un termitero descansa en una de sus ramas y Víctor, nuestro guía de la tarde, se frota las manos llenas de termitas y nos cuenta que este es un repelente natural que tiene olor a menta. A unos pasos aparece un wikungo, que es el árbol que utilizan los pobladores para curar la fiebre amarilla. Este y los miles de conocimientos ancestrales que guarda la selva no dejan de maravillarnos y de regalarnos un viaje a otro mundo, que aunque parezca lejano es lo más cercano que tenemos a la vida natural. Los pobladores nos enseñan que es fácil vivir en la selva porque aquí lo tienen todo, hasta un farmacia natural donde consultar sus males.

NATURALEZA OCULTA
Por la noche, la selva devela singulares especies que son las dueñas de este territorio una vez que se oculta el sol: Caimanes, lechuzas, murciélagos y ranas son algunos de los seres que encontraremos con la linterna en las excursiones nocturnas.

CHEF A BORDO
La gastronomía durante la travesía es un viaje en sí. Tuvimos la suerte esta vez de que nos acompañara el chef Pedro Miguel Schiaffino, quien realizó la exclusiva carta que nos regala una sorpresa cada día. Es cocina peruana fusionada con un toque de influencia europea, ya sea servida a bordo del elegante comedor rodeado del paisaje de la selva o en medio del río durante las excursiones.

Los insumos de la selva son reinventados y presentados en su versión gourmet durante el almuerzo tipo buffet y en las cenas degustación, donde exploramos la selva desde otro sentido.

Varios platos fueron creados exclusivamente para este crucero y constantemente se reinterpretan con los descubrimientos que realiza Schiaffino durante las excursiones al bosque y a los mercados de Iquitos y Nauta. Unos langostinos jumbo con pepián de choclo y coco acompañado de una ensalada de mango y un enchilado de pato con majado de yuca nos espera en la mesa luego de un largo día. Un lujo en medio de la selva.

TEMPORADAS EN EL PARAÍSO
El río Amazonas tiene dos temporadas: una lluviosa (de diciembre a mayo) y otra seca (de junio a noviembre). A diferencia de lo que generalmente se piensa en la selva llueve indistintamente todo el año y ninguna época es estrictamente seca y además, cada una ofrece experiencias distintas y siempre podrá observar flora y fauna. Por ejemplo, durante la estación de lluvias el nivel de los cursos de las aguas amazónicas sube hasta siete metros y los ríos, quebradas y lagunas se vuelven navegables. Por lo tanto, la gran mayoría de ríos tienen acceso a áreas con mayor cantidad de flora y fauna silvestres.

El bosque inundado coloca a los viajeros mucho más cerca de las copas de los árboles, donde los monos y las aves pasan el día. La desventaja es que hay mayor cantidad de mosquitos y no es la época ideal para pescar.

En cambio, en la época seca las trochas y senderos que permanecen inundados de diciembre a mayo son accesibles y permiten a los grupos de viajeros explorar a pie las profundidades de la selva en compañía de menos mosquitos.

Durante estos meses la pesca está asegurada y tendrá la oportunidad de observar varias especies de aves.

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