En Nueva Jersey, una antropóloga de la Universidad de Rutgers se puso a investigar las emociones humanas de acuerdo a las imágenes cerebrales de cada persona y llegó a la conclusión de que el deseo, la fidelidad y el cariño son tres procesos diferentes pero indispensables para que una pareja perdure en el tiempo, lo que ella dio a llamar “los procesos del amor”.
Hay pequeños cambios en nuestros cerebros cuando nos enamoramos y la evolución de toda esa etapa amorosa que dura años tiene su explicación médica y fisiológica.
En una primera instancia tenemos un fuerte deseo sexual hacia la otra persona que nos gusta, sentimos una gran pasión, un “amor a primera vista”. Este impulso sexual está regulado por hormonas, sobre todo la testosterona. Y esto se refleja claramente en nuestro cerebro.
Más adelante en la relación aparece el amor, el romanticismo o como la antropóloga lo llama la “atracción sexual selectiva”. Esta etapa se caracteriza por fidelidad. Cada individuo de la pareja considera al otro único y lo valora por sobre todas las cosas.
Este proceso, al igual que los otros dos, es universal, todos los hombres lo experimentan y es interesante saber qué pasa en nuestros cerebros y por qué algunas veces sí y otras no perduramos en una relación de pareja.
Todo tiene que ver con el tercer sentimiento (y cambio) que se genera en nuestro cerebro: el cariño. Una relación se mantiene en el tiempo más allá del amor y la pasión inicial, más allá de la fidelidad por el cariño que se genera hacia la otra persona y lo que se construyó en conjunto, como por ejemplo una familia.
Para que exista un lazo verdadero afectivo y duradero es necesario que estos tres procesos sucedan en nuestro cerebro, y aunque los investigadores lo ven en las imágenes que obtienen a partir de métodos sofisticados, por suerte nosotros los podemos sentir a flor de piel.
Todos sabemos cuando estamos enamorados, cuando nos gusta una persona, cuando elegimos a esa persona para “siempre” y cuando se convierte en indispensable para nosotros. Lo interesante es saber que nuestro cerebro también reacciona a esos sentimientos.
0 comentarios:
Publicar un comentario