“No puedo hablar mucho español porque soy un gringo ignorante de los Estados Unidos”, dijo para romper el hielo entre él y el público, hecho que sucedió incluso antes de haber lanzado las palabras en un claro español, el idioma que usó para comunicarse con sus seguidores a lo largo de todo el show.
Los toques de guitarra del músico neoyorquino fueron el acompañamiento a la deslumbrante voz de la inglesa Joy Malcolm, la cantante principal del grupo y cuya voz dio personalidad y alma a casi todas las canciones tocadas anoche. Es probable que pocas voces como la suya se hayan escuchado en Lima.
No faltaron los éxitos de siempre como Porcelain, Honey, In my heart, Dance with me y otras. Otra voz que dio pie a los sonoros elogios del público fue el de la bella tecladista Kelly Scarr.
Mientras, metros abajo, los asistentes bailaban, movían los brazos, gritaban con la euforia corriendo en las venas y disfrutaban así una de las mejores performances que ha recibido la capital, shows a los que, saludablemente, se está acostumbrando y recibe con placer.
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