El ‘Depredador’ anotó hoy tres goles de gran factura a Venezuela y sirvió el pase gol a William Chiroque. Hace 28 años que un jugador peruano no era el máximo goleador de la Copa América. El último fue Eduardo Malásquez en 1983.
Si tuvo una temporada triste (aquejada por lesiones y problemas), hoy –y con la Copa América– Paolo ha marcado un nuevo inicio. Si en Alemania, en algún momento, decían que lo iban a dejar ir del Hamburgo, hoy no podrían soltarlo por nada.
Hace unos meses, en un diario alemán, Paolo aseguraba que quería ser noticia por el fútbol y no por lo que se decía de él fuera de los campos. Que el miedo a volar, que sus reacciones airadas. Paolo se ha redimido a punta de goles y mañana en los medios europeos, como en las últimas semanas, solo aparecerá por su logro de máximo anotador del torneo continental.
En la Copa América se ha notado un cambio. Ausente el líder Pizarro, Guerrero hizo con Vargas una sociedad a prueba de balas, que mantenía al equipo atento no solo en la cancha, sino también en la concentración. Y sin el ‘Loco’ al lado, su figura creció ante Venezuela, pese a que se la pasó batallando, como todo el torneo, contra defensas en las que el balón no recibía patadas, sino el jugador.
En Alemania traducen su apellido para nombrarlo. Le dicen ‘Krieger’. En ese idioma suena duro, pero para lo que ha hecho en la Copa no suena a demasiado.
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